miércoles, 5 de agosto de 2009

lunes, 3 de agosto de 2009

"Sol dorado" Capitulo 1 - Un nuevo hogar

Sentía nuevamente la presión en el pecho provocada por mis incontrolables nervios cuando entre temblando por las grandes puertas metálicas del instituto-internado “Sol dorado”, nombre estúpido para un colegio si me preguntan sobre todo porque era un lugar sombrío y desconcertante donde estaba seguro que lo último que encontraría seria sol, pero para mis padres era lo más cercano a un colegio prestigioso que podían pagar, sin contar que además había conseguido una beca que me permitía pagar solo la mitad de las colegiaturas mensuales. Los barrotes negros, terminados en punta evocaban a una prisión y las tonalidades grisáceas de la piedra que formaba las grandes paredes solo acentuaban esta comparación.
-Los alumnos nuevos deben de presentarse de manera ordenada en el vestíbulo para recibir las indicaciones correspondientes- vocifero una voz chirriante por los portavoces de toda la escuela, en poco tiempo la marea de alumnos se dirigió velozmente al gran portón de madera pobremente restaurada. Aun se notaban astilladas y con zonas sin barnizar.
Tarde un poco en percatarme que por inercia empecé a caminar con paso lento a la siniestra entrada, muchos jóvenes ya estaban haciendo un tumulto en la entrada, al parecer la palabra orden no se encontraba en su vocabulario. Decidí esperar a que todo se calmara y cambie mi rumbo hacia una banca, igualmente metálica y negra, junto a un árbol marchito, que tétrico se veía. Me senté y dirigí mi visión hacia la gran construcción que sería mi hogar durante el próximo año, por lo que sabía, había sido un castillo en la edad media. Tenía cuatro grandes torres, una encada punto cardinal, recordaba vagamente a un rectángulo en conjunto si no fuera por las varias ramificaciones que tenia ya que, según el folleto de información, tenía dos anexos a los costados viendo la construcción de frente el de la derecha era el nuevo laboratorio de este año y el de la izquierda la sala de computo para la materia de tecnología, ambos anexos habían seguido el tipo de construcción de la fortaleza meridional con éxito sin embargo el tipo de ventanas los hacían desentonar con el conjunto. Algunas gárgolas, demonios y seres que yo no conocía se enroscaban en los balcones y algunas ventanas, vigilando ferozmente con sus ojos de piedra. Lo restante de la construcción eran jardines descuidados y de tonalidades grises al igual que todo, algunas bancas como en la que me encontraba y una fuente con las mismas criaturas del castillo talladas sobre esta quitaban la monotonía de la entrada.
Todo el paisaje logro deprimirme por un rato hasta que alguien se sentó junto a mí, voltee instintivamente para ver al extraño y me encontré con un hombre alto y bien parecido, lo cual me sorprendió, ya que a pesar de que el internado solo aceptaba varones, estos eran entre 15 y 18, y el parecía de mayor edad. Por mi mente paso rápidamente la idea de que posiblemente seria un profesor, y tan rápido como llegue a esa conclusión se desvaneció cuando me percate de su uniforme, el traje azul marino con el escudo de la escuela, un sol enlazado entre un pergamino, más largo que ancho con las inscripciones “Valor, Respeto y Lealtad”, sobre el lado derecho del saco. Se volteo hacia mí y pude admirar mejor su rostro. Una corta melena castaña oscura daba paso a unos profundos ojos azul claro, su nariz era recta y sus labios aunque delgados me hicieron imaginar en la posibilidad de que estos tocaran los míos alguna vez. Mientras veía su piel clara y como cada rasgo que tenía parecía perfecto, me percate de que una de sus cejas se arqueaba de manera acentuada y que el extremo derecho de su boca se torcía levemente dándole una expresión de extrañeza, como si algo no estuviera bien o al menos que ese algo no fuera normal.
Me sonroje en cuanto entendí la razón de su expresión, le extrañaba que yo lo estuviera viendo tan detenidamente y sobre todo porque mi fisionomía era al igual que la de él, la de un hombre, o al menos en camino a serlo. Aparte lo más rápido que pude mi vista de el muchacho tan guapo y me quede viendo el suelo mientras movía nerviosamente mis manos, terrible momento para que la herencia nerviosa de mi madre se hiciera presente. Con el rabillo del ojo trate de ver la expresión del joven. Y contrario a mi suposición de que se encontraría un poco perturbado, o confundido o tal vez enojado, me dirigió una sonrisa que dejaba ver una dentadura perfecta y extendió su mano hacia mí.
-Hola, mi nombre es Sean- me dijo, su voz era un poco profunda y sin embargo tenía ese matiz de amabilidad y simpatía. Tome su mano para que no pensara que no tenia buenos modales, quería darle una buena impresión. Su tacto era agradable. Para mi desgracia mi mano se encontraba húmeda tras el momento incomodo de hacia unos minutos, pareció no notarlo. -Ahh… hola… me llamo…- por unos instantes me quede paralizado, no recordaba mi nombre, que estúpido era, ¿Cómo era posible que hubiera olvidado algo tan esencial? , ¿Qué estaría pensando Sean de mi?, ¿Pensaría que era un rarito?, y eso en el sentido bueno de la palabra. -… te llamas…. ¿Henry?- pregunto con un tono casi burlón. Tenía razón. Y cometí otro error.- ¿Como lo sabes?-pregunte tontamente extrañado. Nuevamente sonrió y bajo la mirada a mi mochila que había puesto junto a mí, aun no entendía hasta que unos familiares hilos dorados ajenos al estilo y color marrón de la mochila llamaron mi atención, en la esquina visible, aun tenia las letras bordadas que mi madre la había puesto para que no la perdiese en el primer año se secundaria, unas letras de extraña caligrafía que claramente decían mi nombre. Me sonroje aun mas, ¿Qué clase de persona que entra a la prepa tiene su nombre bordado de manera llamativa en la mochila?, seguramente una persona rara como yo ¿o no?, era obvio, y me asalto el pensamiento de que personas como yo no podían siquiera pensar en relacionarse con personas como Sean. Su risa me saco de mis pensamientos y me regresaron a la realidad, - No te preocupes, es normal estar nervioso el primer día, sobre todo si es tu primer año en el colegio- dijo, ¿tanto se me notaba? –Perdón- fue lo único que atine a decir mientras bajaba la cabeza.
-no hay nada que perdonar, son cosas que pasan y...- tardo un omento en continuar, como si pensara cuales eran las palabras exactas que debía usar- bueno… no es que no sea agradable ni mucho menos, ¿pero podrías soltar mi mano?-me tense ante sus palabras, aun no había soltado su mano desde que me la ofreciese como muestra de cortesía, de inmediato solté la calidez de ese gesto y trate de disculparme con la mirada tratando de formular correctamente una disculpa creíble, sin mucho éxito ya que las palabras salieron de manera atropellada de mi boca- lo siento, lo siento, lo siento, no era mi intención, lo siento…- me puso un dedo en os labios, acallando mis débiles disculpas. Volvió esa sonrisa a su rostro, empecé a considerar si esta era permanente. – ya tenemos que irnos, el bullicio ya casi se ah disipado y por como veo tu mochila todavía no has ido por tu folder de bienvenida ni por tus libros- por enésima vez tenía razón, ¿acaso no se le escapaba nada?
-Te llevo a la puerta, apostaría a que te perderías si vas solo- se levanto de la banca y me tendió la mano para ayudarme a poner en pie, tome mi mochila y caminamos por la empedrada vía que dirigía a la entrada, el era bastante más alto que yo, apenas si le llegaba al hombro. – ¿Puedo preguntarte algo?- me sorprendió el que me pidiera permiso para algo- Claro- ¿Qué cosa querría preguntarme? O más bien, ¿Qué clase de pregunta necesitaba permiso para hacerse?- ¿Por qué me mirabas tan fijamente cuando me senté en la banca?- me pare en seco, me imito al darse cuenta de mi reacción un paso después.
Trate de mirarlo, pero me sentía muy avergonzado.- pues… la verdad es que…- que clase de pretexto podría inventarme, no podía decirle la verdad, tenía que pensar rápido.- es que… nunca había… visto a… una persona…-¿una persona, que?, esto iba de mal en peor, los nervios en mis manos regresaron -…¡ con los ojos azules!- dije triunfal, a ciencia cierta no era totalmente una mentira, fuera de Sean jamás había conocido a nadie con ese color de iris. Voltee a verlo- ¿enserio?-arqueo otra vez su ceja, pero esta vez el extremo de sus labios no se curvo.-si- emprendí la marcha dejándole unos pasos por detrás, pronto me dio alcance.-Ah…- fue lo último que le oí decir hasta que llegamos al portón mal restaurado.
Tome mi lugar en el último extremo de una serpenteante hilera de alumnos, todos de primero, calcule. –Bueno debo irme a mí dormitorio, un placer conocerte Henry- metió sus manos en las bolsas del saco, se inclino lentamente hacia mi asta rosar casi mi mejilla con su rostro, sentí el reflejo de tratar de alejarme pero aun así, no lo hice, pude sentir su aliento acariciar mi oreja y abrió los labios, vi cada movimiento en cámara lenta, como en las escenas de las películas románicas en blanco y negro, todo parecía indicar que me besaría, no en la boca como lo había imaginado cuando lo vi, eso estaba claro, pero en ese momento no importaba, mi primer beso por un hombre, jamás pensé que realmente pudiera pasarme. Sus labios se aproximaron aun mas, no obstante pasaron de largo por mi mejilla y llegaron a mi oído para susurrarme un consejo.- te recomiendo frotarte con bicarbonato las manos para evitar que… pues… tu sabes, si quieres puedes pedírselo a la encargada de la cocina- sentí algo romperse en mi pecho, sus movimientos regresaron a la velocidad normal, lo que me habían parecido horas en su acercamiento, se volvieron segundos cuando se enderezo y se alejaba a paso lento de donde yo estaba. –Igualmente, gusto en conocerte…- me costó decir su nombre, temí haberlo olvidado-…Sean- sentí que tenia desencajado el rostro, creo que había entrado en un estado de shock, el tic de mi ojo derecho, herencia nerviosa de mi padre, tomo fuerza. La ilusión había desaparecido y lo peor es que ni siquiera podía protestar o tener el derecho de sentirme como el objetivo de una broma pesada. Aun con todos esos razonamientos, me sentí… ¿cómo decirlo?... pues… en el buen sentido de la palabra… usado.