domingo, 4 de abril de 2010

"Sol dorado" Capitulo 2: de mal en peor

-Nombre- ordeno el hombre detrás de la gran mesa con hastió y fatiga, me dio un escalofrió de sorpresa, ¿acaso se había terminado tan rápidamente la fila, que hasta hacia unos minutos había dado por infinita? en realidad me había afectado lo de Sean

-Nombre- insistió el individuo dirigiéndome una mirada de fastidio, si no me apresuraba a contestar esta terminaría cambiando a ira y por experiencia eso no era de lo mejor.

-Henry Revees- tartamudeo, la burla no tardo en aparecer en su cara, mientras buscaba entre algunas cajas con diferentes sellos y timbres de correo lo que esperaba fueron los materiales que necesitaría durante mi primer semestre en esta academia. Primer día y no podía hacer nada bien.

-aquí tienes niño- menciono dejando caer sobre la mesa varios volúmenes y un folder abultado por lo papeles mal acomodados en su interior- tu horario, información básica que necesitas, numero de habitación, tus libros, veras que están completos, revísalos si deseas...- ante esta ultima oración empecé a ojearlos y a comparar los títulos con la lista que me había grabado en la memoria, pronto sentí la mirada del encargado - pero por favor aquí no, que aún quedan algunos en la fila así que ...- voltee rápidamente dejando el libro de español en la mesa, faltaban solo 3 alumnos, dos de ellos, con la pinta de típicos ricos acentuada por sus rubias cabelleras dignas de comercial y ojos verdes, platicaban animadamente como si ya se conociesen, en cambio el tercero y último, tenía el pelo negro como el carbón algo desordenado que contrastaba con su piel pálida. - Así que solo necesito tu firma aquí.- voltee nuevamente a la mesa y observe donde el dedo del encargado me indicaba, sin poner mucha atención coloque mi firma en la línea siguiente a mi nombre y con un poco de dificultad tome todos mis libros. Eran 7 para ser exactos y los metí apresuradamente en mi mochila, dejando fuera solo el croquis y la forma de llegar a mi habitación.

Subí las escaleras principales que se encontraban en medio del vestíbulo y que se dividía en dos al llegar al primer piso, el croquis me decía que debía de tomar el camino de la derecha, en realidad, ahora que analizaba mejor el mapa, esto era un completo palacio, si por fuera parecía grande, el dibujo que tenia ante mi me mostraba que no era nada comparado con lo que tenía por dentro, se componía de 5 plantas más la azotea y el sótano, aproximadamente 50 aulas de clase, dos jardines interiores, invernadero, alberca, jacuzzi, biblioteca, cafetería, terraza, sala de computo, sala de recreación, zona de practica... ¡esto es maravilloso!, si pagara la colegiatura completa lo más seguro es que en la primera mensualidad me hubiese quedado sin casa, familia y demás. yYa quería conocer la habitación, y tal vez con un poco de suerte el compañero con el que compartiría la hab....

-¡Eh! ¡Henry!- voltee instintivamente al reconocer mi nombre entre el murmullo del lugar, Sean se encontraba en una de las puertas de los costados del vestíbulo, no obstante el voltear tan solo para ver su sonrisa de forma tan repentina, fue suficiente para que no pudiera terminar de dar el siguiente paso hacia el escalón que tenía enfrente y que por ende perdiera el equilibrio.

Mi propio peso, aunado al de la descomunal carga de libros que traia en la espalda me llevo a despegarme del piso unos centímetros, sufucientes para que comenzara a caer hacia bajo en una posicion un tanto peligrosa.
Mientras caía de espaldas, sospecho que grite, aunque en realidad no estaba seguro, todo parecía cámara lenta, solo esperaba que el dolor de la caida no fuera tan insoportable como me imaginaba y que no sufriera ninguna fractura, y tan rápido como había perdido mi centro gravitatorio, algo me detuvo antes de caer por completo, dos brazos, envueltos en la tela del familiar color azul marino me rodearon, y me sujetaron fuertemente. Por un instante me sentí como Luke Kirby, interpretando a Ángelo en la película "Mambo Italiano", cuando este se encontraba entre los brazos del amor de su vida, Nino Paventi. Como amaba esa película, ahora que lo recuerdo, en mi mochila traía el DVD

-Mira por donde caminas, ¡idiota!- el fuerte abrazo se volvió un empujón, que por poco llego a tirarme en contra de las escaleras - perdona- respondí sin aliento- es que...- al volverme para encarar a mi salvador, me encontré con el chico de pelo negro y piel clara, sus ojos, que no había podido apreciar hacia unos momentos, hacían juego con su pelo y....- deberías de fijarte antes de voltear a ver a tu...- con desden hizo un gesto con la cabeza hacia donde, si no mal recordaba se encontraba Sean-...novio- sus ojos llenos de enojo me desconcertaron y sus palabras solo me aumentaron esa sensación.

Me aparto de un empujón y siguió su camino sin voltear. Me quede agasapado unos momentos entre las escaleras tratando de recuperarme de la impresion, varias hojas habian salido volando de mi mochila, en realidad habia un desastre en plena escalera, comence a recogerlas en automatico para poder llegar lo mas pronto a mi habitacion y poder tratar de olvidar este ultimo suceso. Algo estaba claro, hoy no era mi día...

Una mano se poso en mi hombro - ¿Nesesitas ayuda?- pregunto una voz amigable con matiz de simpatia.

.... o tal vez, me atrevi a pensar, podia ue si lo fuera.